Ahad Ha’am (Asher Ginsberg) |
Ahad Ha’am[1]
hizo su primer viaje a Palestina en 1891. El viaje fue motivado por la
preocupación de que los miembros en Jaffa de B’nai Moshe estaban haciendo un
mal manejo de la compra de tierras para los inmigrantes y contribuían al alza
de precios de dichas tierra. Su reputación como gran crítico interno del
sionismo tiene sus raíces en el ensayo “Una verdad desde Eretz Israel”,
publicado en forma de panfleto poco después de su visita en 1891 (este ensayo
se puede encontrar en Kol Kitve Ahad
Ha’am, The Jerusalem Publishing House, 1953)
Perturbado por lo que vio en 1891, Ahad Ha’am escribió
acerca de las percepciones externas de Palestina:
«Nosotros, los que vivimos
en el extranjero estamos acostumbrados a creer que casi toda Eretz Israel es
ahora un desierto deshabitado y el que quiera puede comprar tierra donde le
plazca. Pero esto no es verdad. Es muy difícil de encontrar en la tierra [ha’aretz]
campos cultivados que no se utilicen para la siembra. Sólo las dunas de arena o
las montañas pedregosas que requieren la inversión de trabajo duro y un gran
costo para que sean buenas para la siembra permanecen sin cultivar y eso es
porque los árabes no les gusta trabajar mucho en el presente para un futuro
lejano. Por lo tanto, es muy difícil encontrar buena tierra para el ganado. Y
no sólo los campesinos, sino también los ricos terratenientes, acostumbran a no
vender la buena tierra con facilidad.»[2]
Luego sigue, «Nosotros,
los que vivimos en el extranjero estamos acostumbrados a creer que los árabes
son todos pueblos salvajes del desierto que, como los burros, no pueden ni ver
ni entender lo que está sucediendo a su alrededor. Pero esto es un grave error.
El árabe, como todos los semitas, es inteligente y astuto. Todos los municipios
de Siria y Eretz Israel están repletos de comerciantes árabes que saben cómo
explotar a las masas y hacer un seguimiento de todas las personas capaces para
los negocios, lo mismo que en Europa. Los árabes, en especial la elite urbana,
ven y entienden lo que estamos haciendo y lo que queremos hacer con la tierra,
pero callan y fingen no darse cuenta de nada. Por ahora, no tienen en cuenta
nuestras acciones como si representaran un peligro futuro para ellos. Pero, si
llegase el momento de que la vida de nuestro pueblo en Eretz Israel se
desarrolle a un punto en el que estaremos tomando su lugar, ya sea ligera o
significativamente, los nativos no van a
dar un paso al costado tan fácilmente.»[3]
Acerca de las relaciones de los judíos con los árabes
nativos, un Ahad Ha’am decepcionado escribió:
«Seguramente tenemos que
aprender mucho de nuestra historia pasada y presente, y debemos ser cuidadosos
y no provocar la ira de los nativos, haciéndoles daño. Deberíamos ser
cautelosos en el trato con un pueblo extranjero, nosotros los que regresamos a
vivir aquí, para tratar a estas personas con amor y respeto y, es necesario decirlo,
con la justicia y el buen juicio. ¿Y qué hacen nuestros hermanos? ¡Exactamente
lo contrario! Eran esclavos en sus diásporas, y de repente se encuentran con
libertad ilimitada, libertad salvaje que sólo un país como Turquía [el Imperio
Otomano] puede ofrecerles. Este repentino cambio ha sustentado tendencias
despóticas en sus corazones, como siempre sucede con los antiguos esclavos
[‘eved ki yimloj’ —cuando un esclavo se convierte en rey— Proverbios 30:22].[4]
Ellos tratan a los árabes con hostilidad y crueldad, se entrometen
injustamente, los golpean vergonzosamente sin razón, e incluso alardean de sus
acciones. No hay nadie para detener el diluvio y poner fin a esta tendencia
despreciable y peligrosa. Nuestros hermanos de hecho tenían razón cuando decían
que el mundo árabe sólo respeta a quien demuestra valentía y coraje. Pero
cuando esta gente sienta que la ley está del lado de su rival y, más aún, si
están en lo cierto al pensar que las acciones de su rival son injustas y
opresivas, entonces, incluso si son silenciosos e inmensamente reservados,
mantendrán su ira en sus corazones. Y estas personas serán vengativas como
ningún otro.»[5]
Ahad Ha’am también vio un futuro sombrío para el nuevo
estado naciente. Por eso escribió:
«[Pero si las cosas siguen
como están] ... la sociedad que me imagino, si mi sueño no es sólo una falsa
noción, esta sociedad comenzará a crearse a sí misma en medio del alboroto, el estruendo
y el pánico, y tendrá que hacer frente a las perspectivas de una doble guerra:
interna y externa.»[6]
[1] Ahad Ha’am era el seudónimo literario de
Asher Zvi Hirsch Ginsberg (1856-1927), nacido cerca de Kiev (hoy capital de
Ucrania).
[2] Tony Kushner y
Alisa Solomon (eds.), Wrestling with
Zion: Progressive Jewish-American Responses to the Israeli-Palestinian Conflict.
New York: Grove Press, 2003, p. 14.
[3] Tony Kushner y Alisa Solomon:2003, pp.
14-15.
[4] «..
esclavo que llega a ser rey, tonto harto de comer.» (Proverbios 30:22), Biblia de Jerusalén, III, Antiguo Testamento.
Barcelona: Ediciones Folio, 2006, p. 952.
[5] Tony Kushner y Alisa Solomon:2003, p.
15.
[6] Tony Kushner y Alisa Solomon:2003, p.
16.