Cuando, después de la Kristallnacht ,[1]
los británicos, esperando aliviar un tanto la creciente presión de la
inmigración en Palestina, propusieron que miles de niños judíos fueran
admitidos directamente en Gran Bretaña, Ben Gurion se mostró absolutamente en
contra del plan, declarando en una reunión de dirigentes sionistas laboristas,
el 7 de diciembre de 1938:
“Si yo supiera que es
posible salvar a todos los niños de Alemania llevándolos a Inglaterra, y sólo a
la mitad de ellos trasladándolos a Eretz Yisrael,[2] optaría
por la segunda alternativa. Porque debemos sopesar no sólo la vida de estos
niños, sino también la historia del Pueblo de Israel.”[3]
David Ben Gurion proclama el Estado de Israel el 14 de mayo de 1948. |
La política británica se estableció con firmeza; no
había la menor posibilidad de que Londres permitiera repentinamente una
inmigración masiva hacia Palestina. Sin embargo, Ben Gurion persistió en su
negativa de considerar otros posibles santuarios. El 17 de diciembre de 1938,
advirtió al Ejecutivo Sionista:
“Si los judíos tienen que elegir entre los refugiados,
salvando a los judíos de los campos de concentración, o colaborando con un
museo nacional en Palestina, la compasión se impondrá y toda la energía del
pueblo será canalizada para rescatar a los judíos de diversos países. El
sionismo será eliminado de la agenda, no sólo de la opinión pública mundial, en
Gran Bretaña y Estados Unidos, sino en la opinión pública judía de todas
partes. Si permitimos una separación entre el problema de los refugiados y el
problema palestino, estamos arriesgando la existencia del sionismo.”[4]
[…]
[1] La Kristallnacht (en alemán, ‘Noche de los cristales’
rotos) fue un asalto de las SS con el apoyo de milicias civiles nazis ocurrido
durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 en Alemania y Austria. Fue
dirigido contra los ciudadanos judíos en ambos países. Se arrestaron a miles de
judíos en Alemania y también se destrozaron 200 sinagogas, un número no
precisado de sus propiedades y siete mil de sus comercios (comenzando por la
rotura de las vidrieras de los mismos) que fueron saqueados. Por lo menos 91
judíos fueron asesinados durante esa noche. Muchos otros fueron arrestados y
comenzaron a ser llevados a campos de concentración como el de Buchenwald
(cerca de Weimar).
[2] En hebreo, ‘Tierra de Israel”
(Palestina).
[3] Yoav Gelber,
“Zionist Policy and the Fate of European Jewry (1939-42)”, Yad Vashem Studies, vol. XX, p. 199.
[4] Ari Bober (ed.), The Other Israel: The Radical Case Against
Zionism. Garden City, New York: Anchor Books, 1972, p. 171.
[5] Ben Hecht, Perfidy. New York: Messner, 1961, p. 19.
[6] Lenni Brenner:2011, pp. 244-246.