Un certificado de
la compañía Ha’avara de Tel Aviv fechado en 1935 |
El Acuerdo Ha’avara
(transliterado del hebreo como «heskem ha’avara» y traducible literalmente
como «acuerdo de traslado») fue firmado el 25 de agosto de 1933, tras tres
meses de conversaciones, por la Federación Sionista de Alemania (Die Zionistische Vereinigung für Deutschland),
el Banco Leumi (bajo las órdenes de la Agencia Judía para Israel, una agencia ejecutiva
oficial en la entonces Palestina) y las autoridades económicas de la Alemania nazi. El acuerdo
pretendía ayudar a facilitar la emigración de los alemanes judíos a Palestina.
«La Ha ’avara
era una compañía comercial creada por la Organización
Sionista Mundial que tenía como misión comerciar con los
nazis. El convenio se celebró con la intención de mudara a los judíos alemanes
hacia Palestina con sus familias y bienes. […] En octubre de 1933, la línea
marítima alemana más importante, la Compañía
Naviera Hamburgo Sud América, implementó un servicio directo
desde Hamburgo a Haifa. […] En un discurso realizado ese año, Hitler destacó el
Acuerdo de Traslado y los beneficios que significaban para la comunidad hebrea:
“Así nosotros, los
salvajes, hemos demostrado una vez más ser mejores seres humanos, menos quizá
en protestas externas, pero al menos sí en nuestra acciones. Y ahora somos aún
más generosos y damos al pueblo judío un porcentaje mucho más alto del que
tienen en posibilidades de vida y mayor que el que tenemos nosotros.”[1]
[…]
La portada del
libro de Edwin Black, «El acuerdo de transferencia: La dramática historia del pacto entre el Tercer Reich y |
Sin lugar a duda, los nazis preferían a los sionistas.
Con el transcurso del tiempo, esto crearía diferencias y enfrentamientos entre
los mismos integrantes de la comunidad judía internacional. […] Los nazis y los
sionistas analizaron cada paso a seguir para poblar Palestina con judíos, una
labor que tenía el marco de una colaboración ejemplar entre ambas partes,
desconocida por la historia. […] Los sionistas proclaman ser una nación, y los
nazis no dudaban en reconocerlo. Por directivas de Hitler el aparato nazi
colaboró con los sionistas incluyéndose la subvención para distintas etapas del proyecto. Después
de la guerra, el doctor Hans Friedenthal, en ese entonces titular de la
federación Sionista de Alemania, al referirse al accionar de la policía política nazi, confesó:
“La Gestapo hizo de todo en
aquellos días para promover la emigración, particularmente a Palestina.”[2]
[…] En un informe
oficial, fechado en junio de 1936, las SS instaron al partido
nacionalsocialista y al gobierno a apoyar a los dirigentes sionistas, ya que
ello favorecería la emigración de los judíos hacia Oriente Medio.[3]
Según la Enciclopedia Judaica , para ese
entonces “el trabajo sionista funcionaba perfecto” en la Alemania de Hitler.[4]»[5]
El principal proponente del Acuerdo de Ha’avara había sido el sionista laborista
de origen ucraniano Chaim Arlosoroff (1899-1933).
A las 22 horas del viernes 16 de junio de 1933, apenas
dos días después de su regreso de las negociaciones en Alemania, Arlosoroff,
íntimo amigo de David Ben Gurion[6]
y su brazo derecho político, fue asesinado mientras caminaba con su esposa Sima
en la playa de Tel Aviv.
Chaim Arlosoroff |
La seguridad personal de Ben Gurion se incrementó de
inmediato. Arlozoroff era un destacado miembro del partido Mapai que Ben Gurion
había fundado tres años antes. Arlosoroff era también el director del
Departamento Político de la
Agencia Judía. Él había sido denunciado, junto con Ben
Gurion, en el periódico Hazit Ha-am
(El Frente del Pueblo).[7]
David Ben Gurion en la década de 1940 |
Ese periódico era dirigido por Abba Achimeir,[8]
el sionista revisionista maximalista que se había unido al movimiento de
Jabotinsky en 1928 y que era un estudioso del historiador alemán Spengler[9],
uno de los teóricos alemanes paradigma de Hitler. Dos de sus seguidores,
Abraham Stavsky y Ze’evi Rosenblatt, fueron identificados por la esposa de
Arlosoroff como los asesinos. La policía británica detuvo a los tres que
negaron los cargos. ¡Su defensa se basó en que el asesinato fue parte de un
ataque sexual a la señora Arlosoroff por parte de dos árabes! Los sionistas
laboristas y revisionistas se mataban y peleaban por ganarse los favores de los
capitalistas británicos, fascistas italianos y nazis alemanes.
Ocho años después se encontraron indicios que
confirmaban que los terroristas revisionistas habían sido los autores del
crimen de Arlosoroff: «No fue sino hasta 1944 cuando aparecieron nuevas
pruebas, aunque esto no se hizo público hasta 1973. Cuando lord Moyne[10],
el Alto Comisionado británico para Medio Oriente, fue asesinado en El Cairo en
1944 por dos miembros de la Banda
de Stern —grupo revisionista escindido—, un experto en balística de Palestina,
F. W. Bird, examinó el arma homicida y encontró que había sido utilizada en no
menos de siete asesinatos políticos previos: dos árabes, cuatro policías
británicos y el asesinato de Chaim Arlosoroff.»[11]
Abba Achimeir |
«Finalmente, [gracias al Ha’avara] los sionistas comenzaron la exportación de naranjas
[desde Palestina] a Bélgica y Holanda utilizando barcos alemanes.[12]
En 1936 la WZO
comenzó a vender productos de Hitler en Gran Bretaña.[13]
La WZO no estaba interesada en combatir a los nazis, como vino a demostrar cada
defensa que se hacía del proyecto Ha’avara.
Selig Brodetsky,[14] miembro
del Ejecutivo sionista y luego, en 1939, presidente de la Junta de Delegados de los
británicos judíos, llegó a reprender al mundo por criticarlos.[15]
[…] No eran los sionistas los traidores, sino todos los demás los que estaban
descarriados, o al menos eso es lo que Moshe Beilenson —dirigente sionista
laborista— quería hacer creer al mundo. En 1922 había formado parte de la
delegación que garantizó la lealtad del sionismo a Mussolini. Ahora trataba de
articular una defensa teórica del pacto con los nazis:
Oswald Spengler, admirado por Abba Achimeir |
“El Congreso no
‘traicionó’; triunfó. No tenía ‘miedo’; por el contrario, tuvo el coraje de
iniciar un nuevo arte de gobierno judío. […] Ahora
tenemos otra arma en nuestras manos, un arma fuerte, fiable y segura: un visado
hacia Palestina.”[16]»[17]
En el Memorándum del 17 de diciembre de 1937,
el Secretario de Estado del Ministerio del Interior del Reich, Wilhelm Stuckart,[18]
uno de los participantes de Wilhelm Stuckhart |
[1] Norman Hepburn
Baynes (ed.), The Hitler’s Speeches,
1922-1939. Oxford: Oxford
University Press, 1942; Vol. 1, p. 131.
[2] F.R. Nicosia:2000, p. 57.
[3] F.R. Nicosia:2000, p. 241.
[4] “Berlin”, Encyclopedia Judaica, vol. 5, New York
and Jerusalem, 1971.
[5] Abel Basti:2011, pp. 160-173.
[6] David Ben Gurion (1886-1973), nacido David Grün en
Płońsk (Polonia), de orientación sionista, laica y socialista, fundó en 1933 el
partido «Mapai», el partido del sionismo laborista. Fue el líder de la
organización terrorista Haganah y de la Histadrut. Primer
Ministro de Israel entre 1948-1954 y nuevamente entre
1955-1963.
[7] Edwin,Black, The
Transfer Agreement. New York: Carroll & Graf Publishers, 2001, p. 151.
[8] Abba Achimeir (1897-1962), uno de los
principales ideólogos del sionismo revisionista. Fundador de la facción
maximalista revisionista del sionismo revisionista y de la clandestina Brit HaBirionim
(‘Alianza de los Hombres Fuertes’) que estuvo activa entre 1930 y 1933.
[9] Oswald Spengler (1880-1936), autor de “La Decadencia de
Occidente” (Der Untergang des Abendlandes),
obra publicada entre 1918-1923. Se trata del mensaje de esos que se hacen
llamar “tradicionalistas”, y que hablan como Spengler de “El régimen
democrático… en el que todo nos parece inconveniente y subversivo; así nos
aplana, nos embrutece, nos disminuye, y de aquí la degradación, el rebajamiento
de los caracteres, la decadencia progresiva, la mediocridad en todo, la lenta
degradación de todos los valores culturales.” Spengler es otro de los “profetas
del odio” que como Wagner, reclamaron orden cerrado y mano dura con débiles y
mujeres, y particularmente represión irrestricta con revolucionarios y
libertarios.
[10] Walter Guinness,
primer barón de Moyne (1880-1944), amigo íntimo de Winston S. Churchill. El atentado contra Lord Moyne fue
planificado por Itzhak Shamir del grupo Lehi (sucesor de la Banda de Abraham Stern,
muerto en 1942). Cuarenta años más tarde, Shamir sería elegido séptimo primer
ministro del Estado de Israel.
[11] Lenni Brenner:2011, p. 215.
[12] “Reflections”, Palestine Post (14 November 1938), p. 6.
[13] Yehuda Bauer, My Brother’s Keeper: A History of the
American Jewish Joint Distribution Committee, 1929-1939. Philadelphia:
Jewish Publication Society of America, 1974, p. 129.
[14] Selig Brodetsky (1888-1954), profesor de
matemáticas británico, miembro del ejecutivo de la Organización Sionista Mundial y segundo presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén
[16] Moshe Beilenson,
“The New Jewish Statemanship”, Labor Palestine (February 1934),
pp. 8-10.
[17] Lenni Brenner:2011, pp. 117-118.
[18] Wilhelm Stuckart (1902-1953), un abogado que llegó en 1944 a la jerarquía de
Obergruppenführer (equivalente a Teniente General en la Wehrmacht ) de las SS. A
pesar de existir múltiples pruebas de su especial responsabilidad en el
asesinato de judíos, los aliados le aplicaron una condena menor y salió en
libertad en abril de 1949 (cfr. Steven Lehrer, Wannsee House and the Holocaust. Jefferson, NC: McFarland &
Co., 2000, p. 173). Murió en un accidente automovilístico 4 años después.
[19] La Conferencia de Wannsee
fue la reunión de un grupo de representantes civiles, policiales y militares
del gobierno de la Alemania
nazi sobre la «Solución final del problema judío» (Endlösung der Judenfrage). Los acuerdos tomados condujeron al exterminio conocido como Shoá en hebreo. La reunión tuvo lugar el 20 de enero de 1942 en el distrito berlinés de Wannsee. Presidida por Reinhard Heydrich, y organizada por Adolf Eichmann por instrucción de aquel, duró 90 minutos. Véase el film de Frank Pierson, “Conspiracy” (2001) con Kenneth Branagh (Heydrich), Stanley Tucci (Eichmann) y Colin Firth (Stuckart).
[20] Helmut Eschwege, Kennzeichen
J; Bilder, Dokumente, Berichte zur Geschichte der Verbrechen des
Hitlerfaschismus an den deutschen Juden 1933-1945. Berlin : Deutscher Verlag der Wissenschaften,
1966, pp. 132-136