Hannah Arendt |
«… ya en 1944, Hannah Arendt había destacado otro
aspecto aún más dramático y cruel de la ideología sionista, en especial para
todos aquellos que sostenían y siguen sosteniendo que esa ideología es la de un
movimiento nacional de liberación, al denunciar las alianzas de los dirigentes
sionistas con las grandes potencias de la época para el logro de sus objetivos
coloniales.
Ella también como Forrester, señalaba la figura de
Bernard Lazare como el único sionista que pudo haber liderado el movimiento con
una actitud de lucha como la que había emprendido en el caso del capitán Alfred
Dreyfus. En cambio, tanto Herzl como Weizman, por complejas razones que ella
trata de comprender, siguieron el camino opuesto al que debieron haber elegido,
para ser un movimiento de liberación del pueblo judío. Y describe así la
posición y actitud de Teodoro Herzl, de Chaim Weizmann, a quienes describe como
sionistas occidentales, comparándolos con la posición que asumió Bernard
Lazare:
“En nítido contraste con
sus camaradas del este (europeo). Estos sionistas occidentales no fueron en
absoluto revolucionarios; ellos nunca criticaron ni se rebelaron contra las
condiciones sociales y políticas de su tiempo; muy al contrario, solamente
querían para su propio pueblo el establecimiento de las mismas condiciones.
Herzl soñaba con una empresa de transferencia de gran tamaño con la cual “el
pueblo sin territorio” fuera transportado a un “territorio sin pueblo”; pero el
pueblo mismo era para él una masa irresponsable, pobre, inculta (un ‘niño
ignorante’, como lo expresó Bernard Lazare en su crítica a Herzl), que debía
ser guiada y gobernada desde arriba. Herzl sólo habló de un verdadero
movimiento popular en una ocasión —cuando él quiso amedrentar a los Rothschild
y a otros filántropos para que lo apoyaran.” […]
“La alternativa a la vía que inició Herzl, y
que Weizmann siguió hasta el amargo final, debió haber sido organizar al pueblo
judío para negociar sobre la base de un gran movimiento revolucionario. Esto
habría significado aliarse con todas las fuerzas progresistas de Europa; lo que
ciertamente habría significado grandes riesgos. El único hombre dentro de
[1] Charles Péguy, filósofo, escritor, poeta
y ensayista francés, muerto en combate en la batalla del Marne, el 5 de
septiembre de 1914. .
[2] Hannah Arendt, The Jew as Pariah: Jewish Identity and Politics in the Modern Age. New York; Grove
Press, 1978, pp. 146, 152-153.
[3] Saad Chedid, “Semita: una palabra
vaciada de su significación y de su verdad: Un enfoque argentino”, en Étienne
Balibar, Rony Brauman, Sylvain Cypel, Éric Hazan, Daniel Lindenberg, Marc
Sait-Upéry, Denis Sieffert y Michel Warschawski, Antisemitismo: El Intolerable Chantaje. Enfoque estadounidense de
Judith Butler – Enfoque argentino de Saad Chedid. Buenos Aires, Editorial
Canaán, 2009, pp. 127-128.