«Para 1934 las SS
se habían convertido en el elemento más prosionista del Partido Nazi. Otros
nazis incluso los acusaban de ser “blandos” con los judíos. El barón von
Mildenstein había retornado de su visita de seis meses a Palestina como un
ardiente simpatizante sionista. Ahora, como jefe del Departamento Judío del
Servicio de Seguridad de las SS, comenzó a estudiar hebreo y a recopilar
documentación hebrea; cuando su antiguo compañero y guía, Kurt Tuchler, visitó
su oficina en 1934, fue recibido por las notas de una conocida tonada
folclórica judía.
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Primera Plana de
Der Angriff del 28 de noviembre de 1934 |
Había
mapas en las paredes que mostraban la fuerza creciente del sionismo dentro de
Alemania.
Von Mildenstein mantuvo su palabra: no sólo escribió favorablemente acerca de
lo que vio en las colonias sionistas de Palestina, sino que persuadió a
Goebbels
para publicarlo como un reportaje en doce entregas en su periódico Der Angriff (‘El Asalto’) —principal
órgano de propaganda nazi—, del 26 de septiembre al 9 de octubre de 1934. Su
estancia entre los sionistas había enseñado al hombre de las SS “la manera de
curar una herida centenaria en el cuerpo del mundo: la cuestión judía”. Era realmente
asombroso como un poco de buen Boden
judío bajo sus pies podía revitalizar a los judíos: “El suelo los ha reformado
en una década. Este nuevo judío será un nuevo pueblo”.
Para conmemorar la expedición del barón, Goebbels mandó acuñar una medalla: en
un lado figuraba la esvástica, en el otro la estrella sionista.
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Reinhard Heydrich
en su oficina durante su cargo como jefe del SD y de la policía bávara. Munich,
Alemania, 11 de abril de 1934 |
En mayo de 1935, Reinhardt Heydrich,
entonces jefe del Servicio de Seguridad de las SS y más tarde infame
“Protector” de las tierras checas incorporadas por el Reich, escribió un
artículo titulado “El enemigo invisible” para Das Schwarze Korps,
el órgano oficial de las SS. En él, Heydrich revisaba las distintas tendencias
entre judíos, comparando de manera harto injusta a asimilacionistas y
sionistas. Su parcialidad hacia el sionismo no pudo ser expresada en términos
más precisos:
“Debemos separar a los
judíos en dos categorías
[…] los sionistas y aquellos que
pretenden la asimilación. Los sionistas se adhieren a una posición racial
estricta y mediante la emigración a Palestina están ayudando a construir su
propio Estado judío.”
Heydrich, les deseaba una cariñosa despedida: “No puede estar muy distante el tiempo en
que Palestina nuevamente será capaz de aceptar a sus hijos, que la han perdido
por más de mil años. Nuestros buenos deseos y nuestra buena voluntad oficial
van con ellos”.
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Heydrich en su
uniforme de SS-Obergruppenführer (1941). |
Un aspecto de las leyes, ahora largamente olvidado
pero que atrajo considerable atención en su momento, fue el hecho de que, desde
entonces, sólo se permitieron dos banderas en el Tercer Reich, la de la
esvástica y la azul y blanca sionista. […] “En
consecuencia, el sionismo se convirtió en el único otro partido legalizado en
el Reich, y la bandera sionista en la única otra bandera que se permitía ondear
en territorio nazi. Fue una penosa distinción para el sionismo ser escogido
para recibir favores y privilegios por su satánica contraparte.”
Paradójicamente, se ha demostrado que el implacable y,
teóricamente 100% ario, Heydrich tenía ancestros judíos.
Los nazis eran tan rigurosos en su filosionismo como
en otras cuestiones. Ahora que los judíos se presentaban como un pueblo aparte
con un suelo aparte, ¿no deberían tener también una lengua parte? En 1936 los
nazis agregaron un nuevo ingrediente nach
Palästina [apuntando a Palestina] a sus medidas represivas. El periódico
Jewish Frontier tuvo
que informar con aflicción a sus lectores:
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Las dos únicas
banderas autorizadas a flamear en el Tercer Reich fueron la nazi y la sionista |
“Los intentos por recluir a
los judíos en un gueto cultural han alcanzando un nueva cota mediante la
prohibición a los rabinos de usar el idioma alemán en sus sermones de Janucá.
Esto va en línea con el esfuerzo hecho por los nazis para imponer a los
alemanes judíos el uso de la lengua hebrea como su medio cultural. De este
modo, los opositores comunistas al sionismo se lanzan sobre esta otra ‘prueba’
de la cooperación nazi-sionista.”
La política nazi, por lo tanto, consistió en
incrementar el apoyo a los sionistas, de manera que los judíos pudieran ver con
claridad que el modo de prevenir problemas mayores era unirse al movimiento.
[…] En consecuencia, el 18 de febrero de 1935 la Gestapo
de Baviera envió una circular a la policía regular que remarcaba:
“[De ahora en adelante] los
miembros de las organizaciones sionistas no deben, en consideración a sus
actividades dirigidas a la emigración a Palestina, ser tratados con el mismo
rigor que ha de aplicarse a los miembros de organizaciones judeo- alemanas
(asimilacionistas).”
[…]
Que los nazis preferían a los sionistas antes que a
todos los otros judíos es un punto establecido. Aunque el artículo que escribió
en 1937 le supusiera una punzada de dolor, Joachim Prinz era básicamente
honesto cuando tuvo que admitir con pena
“Era moralmente perturbador
ver que [los sionistas] eran considerados como los niños predilectos del
gobierno nazi, particularmente este disolvió los grupos juveniles antisionistas
y parecía preferir a los sionistas en otras muchas cosas. Los nazis pedían una
«conducta más sionista»”.»
El viaje de von Mildenstein, exaltado a través
del medallón acuñado por orden de Goebbels, fue analizado por Jacob Boas
en dos artículos académicos.